05 mar 2025
Resumen
La alergia alimentaria es una respuesta inmunitaria anormal del cuerpo frente a ciertos alimentos y su prevalencia ha aumentado en las últimas décadas, afectando especialmente a niños. Las reacciones pueden ser mediadas por IgE, no mediadas por IgE o mixtas, y pueden afectar distintos sistemas, como el dermatológico, gastrointestinal, respiratorio y cardiovascular. La alergia alimentaria puede manifestarse en síntomas cutáneos, digestivos, respiratorios o incluso anafilaxia. El diagnóstico se basa en una historia clínica detallada y pruebas específicas como la punción cutánea y los análisis de IgE. El tratamiento más eficaz es la dieta de eliminación, que debe ser personalizada para cada paciente. El tratamiento de rescate incluye antihistamínicos, glucocorticoides y epinefrina autoinyectable para reacciones graves. La epinefrina es esencial en casos de anafilaxia, ya que actúa rápidamente para reducir la inflamación y mejorar la función respiratoria y cardiovascular.
Palabras clave: alergia alimentaria, IgE, anafilaxia, diagnóstico, epinefrina, tratamiento, dieta de eliminación, antihistamínicos, glucocorticoides, sensibilización.
Abstract
Food allergies are abnormal immune responses to certain foods, and their prevalence has increased in recent decades, especially among children. These reactions can be classified as IgE-mediated, non-IgE-mediated, or mixed, and they may impact various systems in the body, including the dermatological, gastrointestinal, respiratory, and cardiovascular systems. Symptoms of food allergies can include skin reactions, digestive issues, respiratory problems, or even anaphylaxis. Diagnosis typically involves a thorough medical history and specific tests, such as skin prick tests and IgE levels analysis. The most effective treatment is an elimination diet tailored to each individual's needs. For severe reactions, rescue treatments include antihistamines, corticosteroids, and epinephrine auto-injectors. Epinephrine is particularly critical in cases of anaphylaxis, as it acts rapidly to reduce inflammation and improve respiratory and cardiovascular function.
Keywords: food allergy, IgE, anaphylaxis, diagnosis, epinephrine, treatment, elimination diet, antihistamines, corticosteroids, sensitization.
Introducción
La sensibilidad alimentaria es una respuesta fisiológica anormal a un alimento en particular. Sin embargo, por lo general ese mismo alimento resulta ser seguro para la gran mayoría de los consumidores.1
Las alergias alimentarias (AA) probablemente han afectado a los seres humanos desde el principio de los tiempos. Los primeros casos bien documentados de pacientes con alergias alimentarias aparecieron a principios del siglo XX, pero fueron en gran medida ignoradas hasta tiempos más recientes. Las alergias más comunes son a la leche de vaca, el huevo de gallina, el trigo y el cacahuate. También se han informado alergias alimentarias autodeclaradas.1
Las reacciones a los alimentos no son algo nuevo y han sido relatadas desde hace dos mil años. Hipócrates describió una reacción a la leche en el siglo I. Asimismo, se han registrado informes de reacciones anafilácticas al huevo y al pescado que datan de los siglos XVI y XVII.1
Las alergias alimentarias han ganado relevancia debido al incremento de su prevalencia en las últimas décadas. Su manifestación temprana en la infancia, el impacto tanto personal como social (en el ámbito familiar y escolar) a causa de las restricciones dietéticas y la alta frecuencia de reacciones adversas por ingestas accidentales, que pueden provocar síntomas de diversa gravedad, incluyendo anafilaxia, las convierten en un problema de creciente preocupación.2
Su prevalencia ha aumentado en algunas regiones del mundo; sin embargo, existen variaciones geográficas en la incidencia, el tipo y la presentación clínica de la AA, así como diferencias en los síntomas y fenotipos clínicos debido a la raza, etnia, edad y la presencia de enfermedades alérgicas coexistentes.3
Clasificación
La alergia alimentaria puede deberse a reacciones mediadas por IgE, no mediadas por IgE o a una combinación de ambas. Clínicamente, pueden afectar la piel, el tracto gastrointestinal, el tracto respiratorio, el sistema cardiovascular o ambos. La prevalencia de la alergia alimentaria varía entre el 1 y el 10% en niños menores de 5 años, disminuyendo significativamente en la población adulta, ya que algunas alergias desaparecen al paso del tiempo.1
Las sensibilidades alimentarias se dividen en dos categorías principales:
Alergias alimentarias, que son respuestas anormales del sistema inmunitario a ciertos componentes de los alimentos.
Intolerancias alimentarias, que incluyen cualquier forma de sensibilidad a los alimentos que no involucra mecanismos inmunitarios.
Estas distinciones tienen implicaciones prácticas tanto desde una perspectiva clínica como regulatoria.1
El término reacción adversa a los alimentos es amplio y se refiere a cualquier respuesta clínica anormal asociada con la ingesta de un alimento. Estas reacciones se clasifican en intolerancia alimentaria o alergia alimentaria, según el mecanismo fisiopatológico involucrado.1
La intolerancia alimentaria se refiere entonces a una respuesta fisiológica adversa a un alimento, que puede deberse a propiedades inherentes del alimento (p. ej., contaminantes tóxicos o componentes con actividad farmacológica) o a características del individuo (p. ej., trastornos metabólicos, respuestas idiosincráticas o trastornos psicológicos). Estas reacciones pueden no ser reproducibles y, a menudo, son dependientes de la dosis. Se cree que la intolerancia alimentaria representa la mayoría de las reacciones adversas a los alimentos.1
Por su parte, la alergia alimentaria es una respuesta inmunitaria anormal a un alimento en un individuo susceptible. Estas reacciones son reproducibles cada vez que se ingiere el alimento y, a menudo, no dependen de la cantidad consumida.1
Según el mecanismo inmunitario involucrado, las alergias alimentarias se clasifican en:
Mediadas por IgE, que son reacciones alérgicas mediadas por anticuerpos de la inmunoglobulina E (IgE) y son las mejor caracterizadas.
Mediadas por células, aquellas en las que la respuesta alérgica es provocada por células del sistema inmunitario, afectando principalmente el tracto gastrointestinal.
Mixtas (mediadas por IgE y células inmunitarias). En estas reacciones, tanto los anticuerpos IgE como las células del sistema inmunitario están involucrados.1 El cuadro 1 presenta una clasificación de las reacciones alérgicas alimentarias.
Categoría |
Mediadas por IgE |
Mixtas (mediadas por IgE y no mediadas por IgE) |
No mediadas por IgE (celulares) |
Piel |
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Respiratorio |
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Gastrointestinal |
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Cardiovascular |
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Varios |
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Cuadro 1. Clasificación de las reacciones alérgicas a los alimentos.1
En la alergia a los alimentos, es importante considerar que, en algunas personas, la reacción alérgica ocurre solo en presencia de ciertos cofactores. Estos pueden incluir ejercicio físico, infecciones virales, fiebre, antiinflamatorios no esteroideos, estrés o consumo de alcohol. Para que se desencadene la reacción, la persona debe ser alérgica a un alimento específico y consumirlo mientras está expuesta a uno o más de estos cofactores.4
Alergia alimentaria en niños
La prevalencia estimada de alergia alimentaria en la población pediátrica general ronda el 3%. Sin embargo, es más alta en niños pequeños, pudiendo alcanzar hasta un 6%, y tiende a disminuir con la edad. Los niños con dermatitis atópica tienen un mayor riesgo de desarrollar alergias alimentarias. Según algunos estudios, hasta un 40% de los lactantes y niños pequeños con dermatitis atópica moderada o grave presentan alergia alimentaria confirmada mediante pruebas de provocación doble ciego.2
Los alimentos más frecuentemente implicados varían según los hábitos alimenticios de cada comunidad. En términos generales, los más comunes, en orden de frecuencia, son: huevo, leche de vaca, pescado, leguminosas y frutas/frutos secos.2,4
La sensibilización a los alimentos suele ser la primera manifestación de la enfermedad atópica en la infancia. La alergia a la leche de vaca por lo general aparece en los primeros meses de vida, en ocasiones incluso tras la primera ingesta de una fórmula láctea, en el transcurso de la primera semana de su introducción en la dieta. La alergia al huevo suele manifestarse alrededor de los 12 meses, coincide con su introducción en la alimentación infantil y es poco común que se desarrolle más tarde. Es habitual que los niños toleren bien la yema, mientras que los síntomas suelen desencadenarse con el huevo completo. En el caso del pescado, por lo general la alergia también aparece tras su introducción en la dieta, mayormente durante los primeros 2 años de vida.2
Un estudio realizado en México sobre la prevalencia de alergia alimentaria en población pediátrica se basó en cuestionarios aplicados a los padres de familia. La investigación se llevó a cabo en escuelas de cinco zonas de una ciudad del norte del país. Los resultados indicaron que el 17.1% de los niños presentaban enfermedades alérgicas y que más del 40% de las reacciones adversas a los alimentos fueron clasificadas como alergia alimentaria.5
En cuanto a la alergia alimentaria de aparición inmediata, el 54% de los casos correspondían a niñas, y en el 75.7% de los casos el diagnóstico había sido confirmado por un médico. Además, la prevalencia fue mayor en el grupo de edad de 9 a 13 años.5
Manifestaciones de la alergia alimentaria y mediadores inmunitarios involucrados
Tras la sensibilización, cuando el alérgeno es ingerido y entra en contacto con el microambiente intestinal del individuo, se desencadena una serie de eventos que activan los mecanismos inmunitarios característicos de la alergia alimentaria, tanto a nivel del tracto gastrointestinal como sistémico.6
En los seres humanos, la respuesta alérgica habitualmente inicia con síntomas cutáneos, seguidos por manifestaciones gastrointestinales. Cuando el alérgeno se une al complejo IgE-FcεRI presente en mastocitos y basófilos, se activa una cascada de señalización intracelular mediante la fosforilación de tirosina en varias moléculas. Este proceso culmina con la activación celular y la liberación de mediadores inflamatorios.6
El receptor FcεRI, aunque carece de actividad tirosina cinasa, está asociado con Lyn, una tirosina cinasa de la familia Src, cuya función es fundamental para la fosforilación de los motivos de activación de inmunorreceptores basados en tirosina (ITAM). Una vez activados, estos motivos interactúan con diversas proteínas clave para la transmisión de la señal. Entre ellas destaca la tirosina cinasa Syk, la cual desempeña un papel central en la activación celular, convirtiéndose en un posible blanco terapéutico en enfermedades en las que su activación es determinante en la respuesta inmunitaria.6
La señalización iniciada por Lyn y Syk se amplifica mediante moléculas adaptadoras que reclutan otras proteínas, regulando las concentraciones intracelulares de calcio, resultando en la activación celular. Tras este segundo contacto con el alérgeno, los mastocitos y basófilos activados desempeñan un papel crucial en la manifestación de la alergia.6
Manifestaciones clínicas
La manifestación más común de la alergia alimentaria es la afectación cutánea, principalmente en forma de urticaria-angioedema (63.5%). Otros síntomas incluyen manifestaciones orales (33.6%), síntomas digestivos (24.7%), anafilaxia (<20%), broncoespasmo (<10%), rinitis (<10%) y anafilaxia inducida por el ejercicio (<5%).4
Los síntomas digestivos pueden presentarse como náusea, vómito, dolor abdominal o diarrea. El síndrome de alergia oral, caracterizado por prurito en la boca o la garganta y enrojecimiento alrededor de la boca, es común con el consumo de ciertos vegetales. El broncoespasmo como síntoma aislado es poco frecuente y debe considerarse un posible indicio de anafilaxia.4 Los síntomas mencionados pueden ser provocados por el contacto, la inhalación o la ingestión del alimento.5
En la alergia alimentaria no mediada por IgE, los síntomas gastrointestinales son los más comunes, como vómito recurrente, diarrea con o sin sangre, distensión y dolor abdominal, estreñimiento y reflujo gastroesofágico. En el caso del síndrome de enterocolitis inducida por proteínas alimentarias (SEIPA) agudo, la gravedad y las manifestaciones clínicas dependen de la frecuencia y la cantidad de alimento ingerido; estos síntomas suelen ocurrir cuando el alimento se consume de forma intermitente o después de un ciclo de eliminación. En tales casos, el vómito puede aparecer en las primeras 4 horas, mientras que la diarrea, que en ocasiones incluye moco y sangre, se presenta entre las 5 y 10 horas después de la ingestión y puede durar hasta 24 horas. En el SEIPA crónico, que por lo general se presenta en los primeros meses de vida, los síntomas incluyen diarrea acuosa, vómito intermitente y retraso en el crecimiento, siendo los principales desencadenantes la soya y la proteína de la leche de vaca.5
La anafilaxia se define como una reacción sistémica que afecta a dos o más órganos de manera simultánea. Sin embargo, según las guías más recientes de la EAACI y la AAAI, se considera una reacción de hipersensibilidad grave que pone en riesgo la vida, independientemente de la presencia de hipotensión arterial. Incluso síntomas respiratorios graves aislados, como afonía, tos persistente, dificultad para hablar o sibilancias, tras la ingesta de un alimento sospechoso deben ser considerados anafilaxia y tratados de inmediato. La alergia alimentaria es la causa más frecuente de anafilaxia, por lo que su identificación temprana es clave para iniciar un tratamiento oportuno y mejorar el pronóstico del paciente.4
Confirmación del diagnóstico
La alergia alimentaria mediada por IgE se confirma mediante una historia clínica detallada compatible con una reacción mediada por IgE y con pruebas serológicas o de punción cutánea que demuestren la presencia de IgE específica para el alérgeno alimentario (es decir, sensibilización alérgica específica para un alimento) y/o la observación de signos y síntomas mediados por IgE que se reproducen al exponerse al alimento específico.7
Establecer la probabilidad de una reacción alimentaria mediada por IgE mediante una historia clínica detallada orienta para establecer una selección de pruebas diagnósticas, que incluyen pruebas de punción cutánea, pruebas serológicas de IgE específica y desafíos alimentarios orales, los cuales habitualmente son realizados por especialistas en alergias.7
El estándar de referencia para el diagnóstico de la alergia alimentaria mediada por IgE es el desafío alimentario oral. Los síntomas observados compatibles con alergia alimentaria mediada por IgE que se manifiestan dentro de las 2 horas posteriores a la ingestión del alimento confirman el diagnóstico. La ausencia de tales datos después de una porción del alérgeno sospechoso, particularmente en niños, hace que sea poco probable la alergia alimentaria mediada por IgE. En cambio, los desafíos con carne para el síndrome de alfa-gal pueden no inducir síntomas alérgicos de manera consistente porque las respuestas alérgicas pueden depender de cofactores como el ejercicio después de comer carne; además, los síntomas pueden no ocurrir hasta 6 horas o más después de la ingestión.7
En la práctica, los desafíos alimentarios orales requieren un tiempo y recursos clínicos significativos y conllevan el riesgo de inducir reacciones alérgicas. Por lo tanto, una historia clínica convincente junto con pruebas positivas de punción cutánea y/o IgE específica para el alérgeno alimentario en suero que confirme la sensibilización alérgica hace que la probabilidad de una alergia alimentaria mediada por IgE sea lo suficientemente alta como para evitar la necesidad de desafíos diagnósticos alimentarios.7
Tratamiento
El tratamiento más sencillo y eficaz para la alergia alimentaria es la dieta de eliminación, la cual debe adaptarse a las necesidades individuales y ofrecer opciones que aseguren la ingesta de los nutrientes presentes en los alimentos que se deben evitar (como leche o huevo, que son alimentos ricos en proteínas).6
También es importante educar al paciente sobre cómo leer las etiquetas nutricionales de los alimentos. No obstante, es posible que se produzca un consumo accidental del alérgeno, por lo que se debe contar con tratamientos alternativos. En las reacciones alérgicas agudas, el tratamiento de rescate sigue siendo el uso de antihistamínicos y glucocorticoides para las reacciones localizadas, y epinefrina autoinyectable para las reacciones sistémicas. Sin embargo, cada vez más investigaciones se centran en encontrar opciones para inducir tolerancia a los alérgenos o para modular los mecanismos inmunitarios responsables de la enfermedad.6
Los antihistamínicos (antagonistas de los receptores de histamina H1 y H2), sobre todo los de segunda generación, constituyen un tratamiento sintomático que bloquea el receptor específico, inhibiendo los efectos de la histamina liberada y reduciendo la urticaria y el prurito provocados por la ingestión de un alérgeno. Es importante tener en cuenta que su efecto suele ser más lento que el de otros medicamentos empleados en este tipo de reacciones alérgicas.6
La epinefrina es una opción de acción rápida y está indicada especialmente en casos de anafilaxia. Actúa como un agonista del sistema adrenérgico, reduciendo el edema de las mucosas, induciendo broncodilatación, vasoconstricción y efectos específicos sobre los músculos y el sistema cardiovascular (actividad cronotropa/ionotropa positiva).6
Todos los pacientes con alergia alimentaria mediada por IgE deben contar con un plan de atención de urgencia que detalle los medicamentos a utilizar para reacciones alérgicas leves y graves. La epinefrina autoinyectable es el tratamiento de primera línea para reacciones alérgicas graves, anafilaxia o ambos. Los dispositivos de epinefrina autoinyectable pueden utilizarse para administrar dosis en rápida sucesión (p. ej., cada 5 minutos), lo que puede ser necesario para ralentizar la progresión de los síntomas y reducir su gravedad.7
Referencias
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3. |
Sampath V, Abrams E, Adlou B, Akdis C, et al. Food allergy across the globe. J Allergy Clin Immunol. 2021 december. |
4. |
Valdesoiro L, Vila L. Alergia a alimentos mediada por IgE. Protoc diagn ter pediatr. 2019;2:185-194. |
5. |
Pimentel-Hayashi J, Del Río-Navarro B, Saucedo-Ramírez O. Alergia alimentaria, puntos clave para la práctica clínica. Rev Alerg Mex. 2020;67(3):245-267. |
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Reyes-Pavón D, Jiménez M, Salinas E. Fisiopatología de la alergia alimentaria. Rev Alerg Mex. 2020;67(1):34-53. |
7. |
Iglesia E, Kwan M, Virkud Y, Iweala O. Management of Food Allergies and Food-Related Anaphylaxis. JAMA. 2024 February;331(6):510-521. |