Papel de los suplementos alimenticios
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08 sep 2025

Papel de los suplementos alimenticios

Dr. Gregorio Tadeo Chávez

Nutrición

Nutrición

Medicina General

Medicina General

Endocrinología

Endocrinología

Gastroenterología

Gastroenterología

Resumen

 

En las últimas décadas, los suplementos alimenticios han adquirido un papel creciente en la promoción de la salud y la prevención de enfermedades crónicas. Su uso se ha extendido tanto en la población sana, interesada en mantener un estado nutricional adecuado, como en individuos con necesidades específicas relacionadas con etapas de la vida, condiciones fisiológicas particulares o riesgo de enfermedades crónicas. Aunque una dieta equilibrada constituye la principal fuente de nutrientes, factores como cambios en los hábitos alimentarios, acceso limitado a alimentos frescos y condiciones médicas específicas han consolidado los suplementos como una estrategia práctica para prevenir deficiencias nutricionales y apoyar el bienestar integral. Los suplementos, incluyendo vitaminas, minerales, macronutrientes y ácidos grasos esenciales, contribuyen a la prevención de deficiencias nutricionales, fortalecen sistemas corporales clave y favorecen el desarrollo físico y cognitivo en etapas críticas de la vida. Su implementación basada en evidencia ha demostrado reducir factores de riesgo asociados con enfermedades crónicas y disminuir los costos médicos directos e indirectos. Sin embargo, su eficacia depende de la correcta selección de productos regulados y del uso supervisado, considerando que algunos suplementos contienen ingredientes cuya función carece de respaldo científico sólido. En conclusión, los suplementos alimenticios representan una herramienta complementaria relevante dentro del manejo clínico y la salud pública, siempre que se empleen de manera informada y bajo orientación profesional.

 

Palabras clave: suplementos alimenticios, micronutrientes, macronutrientes, prevención, salud pública, manejo clínico, deficiencias nutricionales

 

Abstract

 

In recent decades, dietary supplements have become increasingly important for promoting health and preventing chronic diseases. Their use spans both healthy individuals who aim to maintain proper nutritional status and those with specific needs related to life stages, physiological conditions, or increased risk of chronic diseases. While a balanced diet remains the primary source of nutrients, factors such as shifts in dietary habits, limited access to fresh foods, and certain medical conditions have made supplements a practical approach to preventing nutrient deficiencies and enhancing overall well-being. Supplements—such as vitamins, minerals, macronutrients, and essential fatty acids—play a crucial role in preventing deficiencies, strengthening key bodily systems, and supporting physical and cognitive development during critical life stages. Evidence-based practices have demonstrated that proper supplement use can help reduce risk factors associated with chronic diseases and lower both direct and indirect healthcare costs. However, the effectiveness of dietary supplements depends on the careful selection of regulated products and their supervised use. Some supplements may contain ingredients that lack solid scientific backing. In conclusion, dietary supplements can serve as a valuable complementary tool in clinical management and public health, but they should be used responsibly and under the guidance of a healthcare professional.

 

Keywords: dietary supplements, micronutrients, macronutrients, prevention, public health, clinical management, nutritional deficiencies

 

Introducción

 

En las últimas décadas, los suplementos alimenticios han adquirido un papel cada vez más relevante en el cuidado de la salud pública. Su uso se ha extendido tanto en la población sana, interesada en mantener un adecuado estado nutricional, como en personas con necesidades específicas relacionadas con enfermedades crónicas, etapas de la vida como la infancia, el embarazo o el envejecimiento, e incluso en quienes buscan optimizar su rendimiento físico y cognitivo. Aunque una dieta equilibrada debería ser la principal fuente de nutrientes, diversos factores como el ritmo acelerado de vida, los cambios en los hábitos alimentarios, el acceso limitado a alimentos frescos y las condiciones médicas particulares han hecho que los suplementos se conviertan en una estrategia práctica para prevenir deficiencias nutricionales y apoyar el bienestar integral.

 

En este contexto, resulta fundamental analizar la importancia de los suplementos alimenticios, no solo como complemento de la dieta, sino también como herramienta preventiva y terapéutica. Asimismo, es necesario evaluar su seguridad, eficacia y regulación para garantizar que su consumo aporte beneficios reales y no represente riesgos para la salud.

 

Los suplementos alimenticios, de acuerdo con la Ley General de Salud mexicana, se definen como “productos elaborados a base de hierbas, extractos vegetales, alimentos tradicionales, deshidratados o concentrados de frutas, adicionados o no con vitaminas o minerales, que pueden presentarse en forma farmacéutica y cuya finalidad es incrementar la ingesta dietética total, complementarla o suplir alguno de sus componentes”.

 

La desnutrición por deficiencia de micronutrimentos constituye un problema de salud pública que persiste en diversas regiones de México y afecta a una parte importante de la población. Este tipo de carencia no solo compromete el crecimiento y desarrollo adecuados de los niños menores de 5 años, sino que también impacta de manera significativa a las mujeres durante el embarazo y la lactancia, etapas en las que las demandas nutricionales son mayores. Las consecuencias de estas deficiencias se reflejan en un mayor riesgo de complicaciones perinatales, retraso en el desarrollo físico y cognitivo, disminución en la capacidad inmunitaria y, en general, en una menor calidad de vida.

 

En este contexto, la suplementación con micronutrimentos representa una de las estrategias más eficaces para contrarrestar estas deficiencias en los grupos de mayor vulnerabilidad. Al complementar la dieta habitual con vitaminas y minerales esenciales, se contribuye a prevenir complicaciones a corto y largo plazo, favoreciendo el bienestar integral y el adecuado desarrollo en etapas críticas de la vida. Además, su implementación no solo tiene un impacto en la salud individual, sino también en la salud pública, al reducir la carga de enfermedades asociadas con la malnutrición y sus repercusiones sociales y económicas.

 

Punto de vista de las organizaciones

 

La Asociación Latinoamericana de Autocuidado Responsable (ILAR) es una organización no gubernamental fundada en diciembre de 2001 que lidera la promoción del autocuidado responsable como herramienta clave para estar y mantenerse saludable. La ILAR destaca la importancia de incluir los suplementos alimenticios como productos de autocuidado en el marco de políticas públicas de salud y bienestar, permitiendo así mejorar y mantener los resultados en salud de las personas.

 

Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que la nutrición es un elemento central para garantizar servicios de salud de calidad y avanzar hacia la cobertura sanitaria universal. Plantea además que los servicios esenciales de salud, en cualquier contexto, deben integrar de manera sólida componentes nutricionales que contribuyan a la prevención y al tratamiento de diversas condiciones.

 

En este sentido, los suplementos alimenticios cumplen la función de complementar una dieta saludable, aportando nutrientes adicionales a los que se obtienen de los alimentos. De acuerdo con el Codex Alimentarius (conjunto de normas, directrices y códigos de prácticas internacionales sobre alimentos, desarrollado conjuntamente por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura [FAO] y la Organización Mundial de la Salud), cuando la ingesta de nutrientes a través de la dieta resulta insuficiente o cuando las personas consideran que su alimentación requiere un refuerzo, es posible recurrir a complementos vitamínicos y/o minerales para cubrir las necesidades diarias.

 

Además, los suplementos alimenticios pueden favorecer el mantenimiento de una dieta equilibrada a lo largo de las diferentes etapas de la vida, en las que existen requerimientos nutricionales específicos derivados de procesos fisiológicos o condiciones naturales. Ejemplos de ello son el climaterio, el ciclo menstrual, el embarazo, los cambios asociados al envejecimiento como la pérdida ligera de memoria o de cabello, así como alteraciones frecuentes como el acné. En estos casos, la suplementación contribuye a fortalecer las funciones del organismo, mantener el equilibrio estructural y apoyar el adecuado funcionamiento del cuerpo sano.

 

Advertencias sobre algunos productos

 

Si dejamos a un lado las vitaminas y los minerales, muchos de los suplementos alimenticios disponibles en el mercado contienen ingredientes cuya función no ha sido respaldada por un consenso científico estricto. En México, la venta de estos productos está regulada por la Secretaría de Salud, que, a través de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), supervisa que los fabricantes cumplan con la normativa vigente. Además, la Cofepris publica alertas sanitarias para informar a la población sobre productos que contienen ingredientes dudosos o que describen propiedades terapéuticas sin bases científicas. Entre estos se encuentran la semilla de Brasil, el ginkgo biloba, el ajo estrella y el fructano de agave, todos incluidos en la lista de alertas sanitarias debido a afirmaciones inciertas sobre su eficacia y el riesgo potencial para la salud.

 

De manera similar, las autoridades sanitarias del Reino Unido se han pronunciado sobre productos como el ginseng, la condroitina, la glucosamina, la equinácea, la creatina y los ácidos grasos poliinsaturados, entre muchos otros. Aunque algunos de estos nutrientes se encuentran naturalmente en los alimentos y su función metabólica está comprobada —como en el caso de los ácidos grasos poliinsaturados—, el Servicio Nacional de Salud (NHS) del Reino Unido advierte que su consumo aislado, es decir, en forma de suplementos, no ha demostrado evidencia suficiente de eficacia, por lo que no se recomienda su uso generalizado en la población.

 

Algunos fabricantes suelen promocionar estos suplementos con fines específicos, como mejorar el desempeño atlético, aumentar los niveles de energía, controlar el peso, reforzar la inmunidad o favorecer la salud ocular. Con frecuencia, estos productos incluyen hierbas y otros ingredientes, como té verde, coenzima Q10, probióticos o glucosamina, además de vitaminas y minerales.

 

Elementos esenciales

 

Es importante recordar que el organismo requiere micronutrientes y macronutrientes para un funcionamiento óptimo. Los micronutrientes incluyen vitaminas y minerales, entre los que destacan las vitaminas A, B6, C, D, E y K, así como minerales como calcio, potasio, hierro, magnesio, fósforo y zinc.

 

Por su parte, los macronutrientes son aquellos que aportan la mayor parte de la energía necesaria para el metabolismo del organismo. Los principales macronutrientes son los carbohidratos, proteínas y grasas, los cuales contribuyen a mantener altos niveles de energía y, en consecuencia, a mejorar el rendimiento físico y mental.

 

En el mercado existen suplementos dietéticos que pueden contribuir a mejorar el estado general de salud y colaborar en el manejo de ciertas afecciones. Por ejemplo, el calcio y la vitamina D favorecen la fortaleza ósea y ayudan a reducir la pérdida de masa ósea; el ácido fólico disminuye el riesgo de determinados defectos congénitos; los ácidos grasos omega-3 presentes en los aceites de pescado pueden ser beneficiosos para algunas personas con enfermedades cardiovasculares; y una combinación de vitaminas C y E, zinc, cobre, luteína y zeaxantina, conocida como fórmula AREDS, podría retrasar la pérdida de visión en personas con degeneración macular asociada con la edad.

 

Por otro lado, las proteínas son fundamentales para el crecimiento y el desarrollo corporal, así como para el mantenimiento y la reparación de los tejidos, permitiendo reemplazar aquellos que se encuentran desgastados o dañados. Además, el organismo requiere proteínas para la producción de enzimas metabólicas y digestivas, las cuales constituyen un componente esencial de ciertas hormonas, como la tiroxina y la insulina. Durante los procesos de infección bacteriana se produce una mayor pérdida de nitrógeno, por lo que es necesario reponerlo a través de la dieta. De igual manera, los niños requieren una mayor ingesta de proteínas que los adultos, debido a sus necesidades de desarrollo físico y mental.

Respecto a ciertas vitaminas, puede señalarse que la vitamina D desempeña un papel fundamental en el fortalecimiento de la piel y los huesos. Las vitaminas A y C actúan como antioxidantes, contribuyendo al mantenimiento de un sistema inmunitario eficiente y a la prevención de enfermedades. Además, las vitaminas del complejo B participan en diversos procesos metabólicos esenciales para el correcto funcionamiento del organismo, favorecen la salud del sistema nervioso central, apoyan la producción de energía y participan en la formación de glóbulos rojos.

 

El cuadro 1 presenta detalles de otros elementos indispensables para nuestro organismo.

 

Cuadro 1. Algunos elementos esenciales para el organismo.

 

Comentario

 

Una dieta saludable protege contra la malnutrición en todas sus formas y contribuye a reducir el riesgo de factores asociados con enfermedades crónicas, como la diabetes, las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares y el cáncer. Las deficiencias de micronutrientes pueden ocasionar problemas como una salud ocular deficiente, bajo peso al nacer, afectaciones en el desarrollo físico y cognitivo de los niños, y un aumento del riesgo de enfermedades crónicas en los adultos, que representan una de las principales causas de mortalidad a nivel mundial: 41 millones de personas al año, equivalente al 71% de todas las muertes. En la Región de las Américas, estas enfermedades causan aproximadamente 5.5 millones de defunciones anuales.

 

A nivel global, diversos estudios han evaluado la relación entre el uso de ingredientes clave presentes en suplementos alimenticios y la reducción de factores de riesgo asociados con enfermedades crónicas. Por ejemplo, un estudio del Consejo para la Nutrición Responsable (CRN) en Estados Unidos (2022) demostró que la utilización de ciertos suplementos en poblaciones específicas puede disminuir los costos médicos directos e indirectos relacionados con condiciones comunes como enfermedades de las arterias coronarias, trastornos de deterioro cognitivo asociados con la edad, enfermedades oculares relacionadas con la edad, diabetes, fracturas osteoporóticas, síndrome del intestino irritable y deficiencias de colina. La investigación concluye que muchos de estos eventos requieren tratamientos costosos y que la prevención de al menos una de estas enfermedades podría impactar significativamente en el gasto futuro en atención médica.

 

En este contexto, los suplementos alimenticios tienen un lugar reconocido en el manejo clínico, siempre que se identifique que la persona requiere un complemento a su alimentación por distintas razones, como deficiencias nutricionales específicas, etapas de desarrollo, condiciones fisiológicas especiales o factores de riesgo asociados con enfermedades crónicas. Su uso, basado en evidencia y bajo supervisión profesional, puede contribuir al mantenimiento de la salud y a la prevención de complicaciones asociadas con la nutrición insuficiente.

 

Referencias

 

1.     Castellanos A, Castellanos A. Suplementos alimenticios: entre la necesidad y el consumismo. Ciencia. 2020;71(3):7-11.

2.     Hernández A, Córdoba-Rodríguez D. Guía de suplementación para profesionales de la salud y deporte: suplementos con nivel de evidencia fuerte. Revista de Nutrición Clínica y Metabolismo. 2023; 6(4): p. 78-99.

3.     ILAR. Suplementos Alimenticios, productos para el autocuidado. Documento de posición. Asociación Latinoamericana de Autocuidado Responsable; 2023.

4.     NIH. Datos sobre los suplementos multivitamínicos/minerales. Orientación médica. Bethesda, Maryland: National Institutes of Health, Office of Dietary Supplements; 2022.

5.     NIH. Suplementos dietéticos: lo que debe saber. Bethesda, Maryland: National Institutes of Health, Office of Dietary Supplements; 2020.

6.     Rosado J, Rivera J, López G, Solano L, Rodríguez G, et al. Desarrollo y evaluación de suplementos alimenticios para el Programa de Educación, Salud y Alimentación. Salud Pública de México. 1999; 41(3): p. 153-163.

 

    

 

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