Beneficios de los probióticos en el sistema respiratorio
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06 ago 2025

Beneficios de los probióticos en el sistema respiratorio

Dr. Felipe Rojo García

Gastroenterología

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Nutrición

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Endocrinología

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Medicina General

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Resumen

 

En las últimas décadas, las investigaciones sobre probióticos han evolucionado significativamente, posicionándolos no solo como moduladores de la microbiota intestinal, sino como agentes clave en la regulación del sistema inmunitario. Diversos estudios clínicos y preclínicos han demostrado que ciertos probióticos pueden reducir la incidencia, duración y gravedad de las infecciones respiratorias, en especial en poblaciones vulnerables como los niños con infecciones respiratorias recurrentes y adultos con enfermedades crónicas como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), el asma y la fibrosis quística. Su acción se extiende más allá del tracto digestivo, con efectos sistémicos que incluyen la activación de células inmunitarias como los linfocitos T y las células NK, la producción de citocinas y la estimulación de interferones con capacidad antiviral. Este artículo analiza de manera breve la evidencia actual sobre el uso de probióticos en la prevención y tratamiento de enfermedades respiratorias, incluyendo su potencial como coadyuvantes en infecciones virales como COVID-19. Además, se abordan las limitaciones metodológicas de la investigación existente, los desafíos clínicos y las futuras direcciones para optimizar su aplicación terapéutica.

 

Palabras clave: probióticos, sistema inmunitario, infecciones respiratorias, EPOC, asma, fibrosis quística, células NK, inmunomodulación, COVID-19

 

Abstract

 

In recent decades, research on probiotics has made significant progress, identifying them not only as modulators of gut microbiota but also as important agents in regulating the immune system. Numerous clinical and preclinical studies indicate that specific probiotic strains can decrease the incidence, duration, and severity of respiratory tract infections, particularly in vulnerable groups such as children with recurrent respiratory infections and adults with chronic conditions like chronic obstructive pulmonary disease (COPD), asthma, and cystic fibrosis. The beneficial effects of probiotics extend beyond the gastrointestinal tract; they initiate systemic immune responses by activating T lymphocytes and natural killer (NK) cells, modulating cytokine production, and stimulating antiviral interferons. This article offers a comprehensive overview of the current evidence supporting the use of probiotics in preventing and treating respiratory diseases, including their potential role as adjunct therapies for viral infections such as COVID-19. It also addresses the methodological limitations found in current research, clinical challenges, and future directions to enhance their therapeutic application.

 

Keywords: probiotics, immune system, respiratory infections, COPD, asthma, cystic fibrosis, NK cells, immunomodulation, COVID-19

 

Introducción

 

Cada vez hay más evidencia sobre cómo la dieta y la nutrición influyen en el microbioma y, a través de él, en el sistema inmunitario, impactando positivamente la salud humana. Un ejemplo claro es el trasplante de microbiota fecal en pacientes con colitis ulcerosa, lo que demuestra que restaurar un microbioma saludable puede ayudar a controlar la inflamación intestinal y favorecer la remisión de la enfermedad.1

 

Los probióticos son microorganismos vivos que, administrados en cantidades adecuadas, confieren beneficios para la salud, ya se utilizan en diversas condiciones como la diarrea asociada con antibióticos y enfermedades inflamatorias intestinales. También se exploran sus posibles efectos positivos en enfermedades inflamatorias crónicas, así como en la reducción del dolor visceral y de la duración de infecciones o enfermedades estacionales.1

 

Su mecanismo de acción es amplio, pues abarca desde efectos antimicrobianos directos y fortalecimiento de la barrera intestinal hasta la modulación del sistema inmunitario hacia un perfil más tolerante y menos inflamatorio. Los probióticos pueden inducir células T reguladoras y modificar la producción de citocinas, lo cual varía según la cepa utilizada y su preparación. Incluso los lisados bacterianos han mostrado propiedades inmunomoduladoras.1

 

En este contexto, entender mejor los mecanismos inmunitarios específicos de cada cepa es fundamental para seleccionar aquellas con mayor potencial terapéutico, no solo en enfermedades gastrointestinales, sino también en afecciones respiratorias como el asma y la EPOC.1

 

Papel inmunomodulador de los probióticos

 

Los probióticos, en especial ciertas cepas de Lactobacillus (fig. 1), pueden modular la respuesta inmunitaria al influir en la producción de citocinas. Se ha observado, por ejemplo, que algunos Lactobacillus inducen un aumento en la secreción de IL-6 y una disminución de IL-10, TNF-α e IL-12 en células dendríticas, lo cual podría estar relacionado con alteraciones del sueño, abriendo nuevas posibilidades terapéuticas complementarias.2

 

Figura 1. Ilustración 3D de lactobacilos.

 

En cuanto a las enfermedades infecciosas, los probióticos han mostrado un claro potencial preventivo y terapéutico. Por ejemplo, en un modelo murino de paratuberculosis, Lactobacillus animalis (cepa NP-51) redujo la inflamación intestinal al modificar el perfil de citocinas y mejorar el estado clínico de los animales. En humanos, el consumo regular de probióticos por adultos mayores redujo la presencia de Candida en la cavidad oral e incrementó las concentraciones de IgA, lo que apunta a un efecto inmunitario sistémico.2

 

También se ha documentado que Lactobacillus casei puede atenuar la inflamación pulmonar durante las infecciones, disminuyendo la producción de citocinas proinflamatorias como TNF-α, IL-6 e IL-1β. Además, estudios con diferentes cepas de Lactobacillus rhamnosus han señalado que su eficacia varía según el patógeno: la cepa Lr05 fue eficaz contra infecciones intestinales y respiratorias, mientras que la Lr06 solo actuó a nivel intestinal. Ambas indujeron la producción de citocinas como IFN-γ, IL-6, IL-4 e IL-10.2

 

En conjunto, estos datos destacan que los efectos de los probióticos no solo dependen del género o especie, sino de la cepa específica, por lo que su selección cuidadosa permite diseñar estrategias terapéuticas más precisas, aprovechando su capacidad inmunomoduladora desde el intestino hacia todo el organismo.2

 

Ensayos preclínicos con probióticos en infecciones respiratorias

 

Varios de los estudios sobre el efecto de los probióticos frente a infecciones respiratorias virales y bacterianas se han realizado en modelos animales, en especial en ratones. En estos, los probióticos han demostrado proteger la integridad de la mucosa intestinal, dificultar la entrada de virus y bacterias a las células, y estimular la producción de metabolitos con actividad antiviral. No obstante, su principal beneficio parece residir en su capacidad inmunomoduladora, tanto a nivel celular como humoral.3

 

Diversas cepas de Lactobacillus, Bifidobacterium y Enterococcus pueden activar receptores tipo Toll (TLR), esenciales para el reconocimiento de material genético viral, y así favorecer una respuesta inmunitaria eficaz. En ratones infectados con virus de influenza, por ejemplo, Lactobacillus ha mostrado reducir la carga viral al aumentar la producción de interferón gamma (IFN-γ) y factor de necrosis tumoral (TNF-α).3

 

Asimismo, probióticos como Lactobacillus y Bifidobacterium incrementan las concentraciones de citocinas clave (IL-4, IL-6, IL-10) y activan células fagocíticas, lo que ayuda a reducir la inflamación. También pueden estimular la síntesis de inmunoglobulinas, tanto en sangre como en secreciones respiratorias, reforzando la defensa de las vías aéreas.3

 

En modelos de neumonía por Pseudomonas aeruginosa, algunos lactobacilos han demostrado efectos protectores al aumentar la población de células T reguladoras (Treg), fundamentales para el control de la inflamación. De forma similar, Bifidobacterium breve induce la producción de polisacáridos que activan TLR-2, reforzando así la respuesta inmunitaria innata.3

 

Estos hallazgos resaltan el potencial de los probióticos como aliados en la prevención y control de infecciones respiratorias, gracias a su capacidad para modular la respuesta inmunitaria desde el eje intestino-pulmón.3

 

Mecanismo de acción

 

Los probióticos pueden actuar de distintas formas para ayudar a reducir las infecciones respiratorias virales. Cuando un virus entra en contacto con las mucosas del tracto respiratorio, debe atravesar tres barreras defensivas clave: la capa de moco, la inmunidad innata y la inmunidad adaptativa. Los probióticos, junto con las bacterias benéficas del cuerpo, fortalecen cada una de estas líneas de defensa.4

 

Entre sus efectos destacan: reforzar la barrera mucosa (cuyo estado depende del microbioma), producir péptidos antimicrobianos con acción antiviral, impedir que los virus se adhieran a las células del huésped y modular la respuesta inmunitaria tanto innata como adaptativa.4

 

Además, los probióticos pueden influir en la expresión de los receptores de interferón en las células del epitelio respiratorio. Al interactuar con las células intestinales y del sistema inmunitario a través de receptores tipo Toll, estimulan la producción de citocinas, quimiocinas y otras señales que activan la respuesta inmunitaria de las mucosas, incluyendo un aumento en la secreción de inmunoglobulina A. También estimulan la activación de células T, especialmente las Th1 con capacidad antiviral, y promueven la acción de las células T reguladoras, que liberan IL-10, una citocina clave para mantener el equilibrio y controlar la inflamación.4

 

Probióticos en la prevención y tratamiento de infecciones respiratorias: evidencia clínica

 

En el contexto de la búsqueda de nuevas estrategias para prevenir y tratar las infecciones del tracto respiratorio (ITR), una revisión sistemática de ensayos clínicos aleatorizados (RCT) realizada entre enero de 2010 y enero de 2020 aportó evidencia relevante sobre el papel de los probióticos como terapia complementaria. Esta revisión incluyó un total de 27 ensayos clínicos que incluyeron a 9,433 pacientes con ITR, así como el análisis de 10 estudios clínicos en curso enfocados en el uso de probióticos en la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19).5

 

La recopilación de datos se realizó a través de una búsqueda sistemática en bases de datos como PubMed, Google Scholar, Embase, Scopus, Clinicaltrials.gov y la Plataforma Internacional de Registros de Ensayos Clínicos, utilizando términos clave como "infección respiratoria", "probióticos", "infección viral", "COVID-19" y "ensayo clínico".5

 

Los resultados de esta revisión señalaron que los probióticos tienen efectos prometedores tanto en la prevención como en el tratamiento de las infecciones respiratorias. Se observó que su consumo puede incrementar significativamente las concentraciones plasmáticas de citocinas, potenciar la respuesta inmunitaria a la vacuna contra la influenza y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Además, se encontró una disminución en los títulos virales, así como en la incidencia y duración de las infecciones respiratorias.5

 

Estas acciones, derivadas de sus propiedades inmunomoduladoras y antivirales, así como de su capacidad para estimular la producción de interferones, respaldan el uso de probióticos como una opción terapéutica complementaria en el manejo de las ITR. En el caso particular del COVID-19, aunque aún se requieren más estudios concluyentes, la evidencia preliminar sugirió que podrían jugar un papel muy útil en la prevención o en la aceleración de la recuperación.5

 

En resumen, con base en esta revisión exhaustiva de ensayos clínicos, se propone el uso de probióticos como una herramienta complementaria racional en el abordaje de las infecciones respiratorias, con el potencial de favorecer una recuperación más rápida y eficaz.5

 

Probióticos en asma

 

Algunas cepas de Lactobacillus se han administrado por vía oral en estudios clínicos y han mostrado efectos positivos en niños con asma. Dado que los episodios agudos de asma están estrechamente relacionados con infecciones respiratorias, en especial por rinovirus, el uso de probióticos podría ayudar tanto a prevenir estas infecciones como a reducir la frecuencia de las crisis asmáticas.4

 

En un estudio aleatorizado en niños con asma persistente leve, una preparación multicepa con probióticos y prebióticos logró disminuir significativamente el número de resfriados y redujo el uso de salbutamol. Otro estudio interesante mostró que una combinación de Ligilactobacillus salivarius y Bifidobacterium breve logró reducir en más de un tercio la frecuencia de ataques asmáticos.4

 

Más allá de la prevención, los probióticos también han demostrado mejorar el control y la respuesta al tratamiento del asma. Se ha observado, por ejemplo, que L. paracasei y L. fermentum mejoran la gravedad del asma y los puntajes en pruebas de control pediátrico tras 3 meses de uso. Por su parte, Lactobacillus gasseri ha mostrado beneficios en la función pulmonar y en la reducción de síntomas asmáticos después de solo 2 meses de su administración.4

 

Probióticos y fibrosis quística: efectos sobre la calidad de vida y los síntomas clínicos

 

La fibrosis quística (FQ) es una enfermedad hereditaria grave que se caracteriza por infecciones respiratorias recurrentes, inflamación gastrointestinal y, en muchos casos, disbiosis intestinal. En este contexto, se ha explorado el uso de probióticos como una estrategia terapéutica complementaria para mejorar los síntomas respiratorios, digestivos y del crecimiento en pacientes con FQ.6

 

Con ese objetivo, se llevó a cabo un ensayo clínico aleatorizado, doble ciego, en el que participaron 110 pacientes con diagnóstico confirmado de FQ. Los participantes fueron divididos en dos grupos: uno recibió diariamente Lactobacillus reuteri (10⁸ UFC/día) durante 1 mes, mientras que el grupo control recibió placebo. Los investigadores evaluaron el impacto de la intervención en parámetros pulmonares, gastrointestinales, de crecimiento y calidad de vida, tanto al finalizar el primer mes como en un seguimiento posterior a los 3 meses.6

 

Los resultados mostraron que, si bien en ambos grupos se observó un aumento significativo de peso a las 12 semanas, no hubo diferencias estadísticamente relevantes entre ellos. Del mismo modo, el índice de masa corporal (IMC) y la función pulmonar (FEV1) no presentaron cambios significativos relacionados con el consumo de probióticos.6

 

No obstante, se identificó una mejoría notable en la calidad de vida informada por los pacientes del grupo probiótico, especialmente reflejada en los puntajes del cuestionario CFQ (Calidad de Vida) a las semanas 4 y 12. Además, se registró una disminución significativa en los episodios de dolor en este grupo tras el primer mes de tratamiento, en comparación con el grupo placebo.6

 

En conclusión, aunque el uso de Lactobacillus no mostró un impacto directo en los parámetros clínicos respiratorios, digestivos o de crecimiento en pacientes con fibrosis quística, sí evidenció un beneficio claro en la calidad de vida y en la percepción del dolor, lo cual refuerza su valor como complemento en el manejo integral de esta enfermedad compleja.6

 

Probióticos en infecciones respiratorias recurrentes en la infancia

 

Las infecciones respiratorias recurrentes (IRR) representan una de las condiciones más frecuentes en la práctica pediátrica, con un impacto considerable sobre la calidad de vida de los niños y sus familias. A pesar de su alta prevalencia, los mecanismos que las originan y los factores que contribuyen a su persistencia aún no se comprenden del todo. En los últimos años, los probióticos han ganado protagonismo como agentes capaces de modular la microbiota intestinal y ofrecer un enfoque terapéutico novedoso en la prevención y tratamiento de estas infecciones.7

 

El creciente interés por los probióticos se debe a su capacidad para restaurar el equilibrio microbiano intestinal, fortalecer la función inmunitaria y atenuar respuestas inflamatorias. Al influir sobre estos sistemas, se ha observado un efecto positivo en la salud respiratoria infantil. Los estudios clínicos disponibles muestran que el uso de ciertos probióticos puede disminuir tanto la frecuencia como la gravedad de las IRR, además de reducir el consumo de antibióticos, un aspecto clave en el contexto actual de resistencia antimicrobiana.7

 

A pesar de estos avances, el campo aún enfrenta importantes desafíos. Uno de los principales puntos de debate radica en las diferencias entre los estudios en cuanto al tipo de cepa utilizada, la dosis administrada, la duración del tratamiento y las características propias de la población pediátrica estudiada. Estas variaciones pueden explicar los resultados inconsistentes que se han informado en distintas investigaciones.7

 

En resumen, los probióticos representan una herramienta prometedora en el abordaje de las infecciones respiratorias recurrentes en pediatría. Sin embargo, se requiere avanzar con estudios clínicos de mayor calidad y duración para establecer pautas claras de uso, personalizadas según la edad, el estado inmunitario y el contexto de cada paciente. La integración de los probióticos como parte de un enfoque preventivo integral podría marcar una diferencia sustancial en el manejo de estas patologías tan frecuentes y, a menudo, frustrantes en la práctica clínica infantil.7

 

EPOC, inmunidad e influencia potencial de los probióticos

 

Por otro lado, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es actualmente la cuarta causa de muerte a nivel mundial y se prevé que escale al tercer lugar en la próxima década. Su principal factor de riesgo es el tabaquismo, tanto para el desarrollo de EPOC como de cáncer pulmonar. Además, esta enfermedad comparte similitudes inflamatorias y clínicas con trastornos como la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), lo que ha motivado estudios sobre la interacción entre las mucosas pulmonar e intestinal en enfermedades crónicas inflamatorias.1

 

La gravedad de la EPOC se relaciona muy de cerca con el grado de inflamación de las vías respiratorias. Aunque tradicionalmente se ha atribuido un papel central a los macrófagos y neutrófilos, los linfocitos T y las células NK también se han identificado como actores clave en su patogenia. Durante las exacerbaciones, que suelen ser provocadas por infecciones virales en hasta 60% de los casos, se observa un incremento de la disnea, el esputo y el deterioro funcional pulmonar, acompañado de un importante impacto psicológico y físico en los pacientes.1

 

Las células NK son fundamentales en la respuesta inmunitaria temprana contra los virus, ya que reconocen patrones virales a través de receptores Toll-like y liberan mediadores como IFN-γ, que regulan la inflamación. Sin embargo, el tabaquismo reduce la capacidad citotóxica y secretora de estas células, lo que compromete la defensa antiviral.1

 

En este contexto, se ha planteado que probióticos como algunos Lactobacillus podrían potenciar la actividad de las células NK y modular la respuesta inflamatoria en pacientes con EPOC, en especial aquellos con infecciones respiratorias frecuentes. Aunque aún se requieren más estudios, esta línea de investigación sugiere que la intervención nutricional con probióticos podría representar una estrategia complementaria para mejorar la inmunidad y reducir las exacerbaciones en esta población vulnerable.1

 

Comentario

 

En conjunto, la evidencia científica actual respalda el papel creciente de los probióticos como agentes inmunomoduladores capaces de influir positivamente en la salud más allá del intestino. Su capacidad para interactuar con el sistema inmunitario, mejorar la respuesta frente a infecciones respiratorias y contribuir al manejo de enfermedades inflamatorias crónicas como el asma, la EPOC o la fibrosis quística, abre nuevas posibilidades terapéuticas. A medida que se profundiza en la comprensión de sus mecanismos específicos, en especial a nivel de cepas, los probióticos se perfilan como una herramienta complementaria eficaz, segura y accesible para reforzar la salud inmunitaria en distintos contextos clínicos.

 

Referencias

 

1. Mortaz E, Adcock I, Folkerts G, Barnes P, Paul A, Garssen J. Probiotics in the Management of Lung Diseases. Mediators of Inflammation. 2013;(Article ID 751068,):1-10.

2. Medina E, Espinosa S, Camacho L, Carvajal K. El uso de probióticos y los beneficios sobre el sistema inmune. REB. 2014;33(3):77-85.

3. Máiz Carro L. Probióticos en infecciones respiratorias. Open Respiratory Archives. 2023;5:1-2.

4. Tafrishi R, Ahanchian H, Ghaffari J. Probiotic Effects Against Viral Respiratory Infections: A Novel Approach to an Old Problem. Journal of Pediatrics Review. 2024;12(3):205-212.

5. Zhang Y, Xu Y, Hu L, Wang X. Advancements related to probiotics for preventing and treating recurrent respiratory tract infections in children. Front Pediatr. 2025;13:1-11.

6. Darbandi A, Asadi A, Ghanavati R, Afifirad R, Emamie A, et al. The effect of probiotics on respiratory tract infection with special emphasis on COVID-19: Systemic review 2010–20. International Journal of Infectious Diseases. 2021;105:91-104.

7. Rahmani P, Rohani P, Kariman A, Motamed F, Modaresi M, et al. The impact of probiotics on pulmonary, gastrointestinal, and growth outcomes in pediatric cystic fibrosis: a randomized controlled trial. BMC Pediatrics. 2025;25(430):1-10.

 

 

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