29 jul 2025
Resumen
El impétigo es la infección bacteriana cutánea más frecuente en la infancia, caracterizada por su alta contagiosidad y distribución global. Esta enfermedad representa un motivo habitual de consulta pediátrica, particularmente en regiones con climas cálidos y condiciones socioeconómicas desfavorables. Se distinguen dos formas clínicas principales: el impétigo no ampolloso, causado por lo general por Streptococcus pyogenes y Staphylococcus aureus, y el impétigo ampolloso, relacionado con cepas productoras de toxinas de S. aureus. Su diagnóstico es clínico y se basa en la identificación de lesiones características como costras melicéricas o ampollas flácidas. El tratamiento se determina según la extensión de las lesiones y contempla el uso de antibióticos tópicos o sistémicos, con atención especial al riesgo de cepas meticilinorresistentes. El reconocimiento oportuno y el abordaje adecuado son esenciales para evitar complicaciones y limitar su propagación.
Palabras clave: impétigo, infecciones cutáneas, Staphylococcus aureus, Streptococcus pyogenes, pediatría, tratamiento tópico, CA-MRSA.
Abstract
Impetigo is the most common bacterial skin infection in children, known for its high transmissibility and widespread occurrence. It is a frequent reason for pediatric consultations, especially in warm climates and low-resource settings. There are two main clinical forms of impetigo: non-bullous impetigo, which is typically caused by Streptococcus pyogenes and Staphylococcus aureus, and bullous impetigo, which is associated with toxin-producing strains of S. aureus. Diagnosis is primarily clinical and is based on characteristic lesions, such as honey-colored crusts or fragile blisters (bullae). Treatment varies depending on the extent of the lesions and may involve topical or systemic antibiotics, with special consideration for methicillin-resistant strains. Early recognition and appropriate management are crucial to prevent complications and limit the spread within the community.
Keywords: Impetigo, skin infections, Staphylococcus aureus, Streptococcus pyogenes, pediatrics, topical treatment, CA-MRSA.
Introducción
Las infecciones cutáneas representan la causa más común de consulta dermatológica en la población pediátrica. Según su mecanismo de aparición y forma de presentación clínica, se clasifican en primarias, secundarias (o sobreinfecciones) y aquellas mediadas por toxinas. A su vez, según la etiología, se agrupan en infecciones bacterianas, micóticas o virales.
Las infecciones cutáneas primarias ocurren cuando microorganismos patógenos, sobre todo Streptococcus pyogenes o Staphylococcus aureus, invaden una piel previamente sana. En contraste, las infecciones secundarias o sobreinfecciones se desarrollan sobre lesiones cutáneas preexistentes, que pueden ser inflamatorias, traumáticas o incluso infecciosas. Ejemplos frecuentes incluyen la micotización de una dermatitis del pañal por Candida o la impetiginización de una lesión herpética por S. pyogenes o S. aureus. Por último, las infecciones mediadas por toxinas derivan de focos de colonización o infección por S. pyogenes o S. aureus, los cuales liberan exotoxinas responsables de la manifestación clínica cutánea.
Las infecciones de piel y tejidos blandos constituyen un grupo clínico frecuente en Pediatría y abarcan un amplio espectro de gravedad, que va desde formas leves, como el impétigo, hasta entidades potencialmente letales, como la fascitis necrosante. Entre las infecciones cutáneas más frecuentes en la población pediátrica se encuentra el impétigo, una entidad común en la infancia que afecta las capas más superficiales de la piel y se caracteriza por su alta transmisibilidad.
Impétigo
El impétigo es la infección bacteriana superficial de la piel más frecuente en la infancia. Representa un motivo habitual de consulta en atención primaria y dermatología pediátrica. Su curso es típicamente benigno, pero puede tener impacto en la calidad de vida del paciente y su entorno debido a su alta contagiosidad, malestar físico y estigmatización social, además del riesgo, aunque bajo, de complicaciones como celulitis, linfangitis y glomerulonefritis posestreptocócica. Es una infección causada por bacterias grampositivas, en particular Streptococcus pyogenes del grupo A (GABHS) y Staphylococcus aureus. Se manifiesta en clínica por la presencia de pústulas, vesículas o ampollas subcórneas. Esta entidad forma parte de un amplio espectro de enfermedades infecciosas cutáneas con distintas presentaciones clínicas.
Epidemiología
El impétigo es un problema de salud pública global, con una incidencia estimada de 162 millones de casos activos en niños, siendo especialmente prevalente en países de ingresos bajos y medios. Se ha documentado que en comunidades indígenas y rurales, su prevalencia puede superar el 40% en menores de 15 años. El cuadro 1 enlista los factores predisponentes para el impétigo.
Clasificación
El impétigo se clasifica en dos formas clínicas principales:
Cuando el impétigo se desarrolla sobre una dermatosis preexistente -habitualmente pruriginosa, como la escabiosis, la dermatitis o la tiña-, se clasifica como impétigo secundario, adoptando la localización anatómica de la dermatosis subyacente. Las manifestaciones clínicas del impétigo varían según la forma clínica, lo cual está determinado por la cepa bacteriana involucrada y el grado de actividad de sus exotoxinas.
Formas clínicas del impétigo: características y mecanismos de transmisión
El impétigo contagioso, también conocido como impétigo no ampolloso o no bulloso, se manifiesta en un inicio mediante lesiones vesiculopustulosas que progresan hacia la formación de costras gruesas, húmedas y de tonalidad amarillo-dorada, comúnmente denominadas costras melicéricas. Esta forma de impétigo se caracteriza por su alta contagiosidad, tanto por autoinoculación como por heteroinoculación, facilitando su transmisión por contacto directo con las lesiones o a través de objetos contaminados (fómites). Factores como el hacinamiento -frecuente en guarderías y centros infantiles-, la higiene deficiente y los microtraumatismos cutáneos representan condiciones que favorecen su diseminación.
Por otro lado, el impétigo estafilocócico ampolloso o bulloso se distingue clínicamente por la aparición de bullas flácidas sobre piel sana, las cuales tienden a romperse con facilidad, dejando una base eritematosa húmeda con un borde de piel descamada. Estas lesiones evolucionan con rapidez hacia costras claras, finas y superficiales. Esta variante, al igual que otras estafilodermias, se propaga mediante el contacto interpersonal, en especial a través de las manos y las secreciones nasales. La colonización asintomática por Staphylococcus aureus -en particular en las narinas anteriores y en zonas húmedas del cuerpo- constituye un reservorio significativo de infección, cuya erradicación resulta compleja.
Una presentación clínica específica del impétigo ampolloso en el periodo neonatal es el pénfigo o penfigoide estafilocócico del recién nacido. Esta entidad puede representar un cuadro clínico grave debido a su potencial para actuar como puerta de entrada a una sepsis estafilocócica, además de su alta contagiosidad en entornos hospitalarios como las unidades de neonatología. Cabe destacar que el impétigo ampolloso se considera una forma localizada y leve del síndrome estafilocócico de la piel escaldada, en el que la toxina producida por S. aureus permanece confinada al sitio de la infección sin diseminarse sistémicamente.
Diagnóstico
En términos generales, el abordaje inicial para un diagnóstico de las infecciones de tejidos blandos debe iniciar con una anamnesis exhaustiva, que contemple variables clave como la edad del paciente, la presencia de comorbilidades sistémicas (p. ej., infección por VIH), antecedentes dermatológicos, traumatismos recientes (cortes, mordeduras, fisuras), procedimientos quirúrgicos previos, exposición reciente a antibióticos, estado inmunitario, antecedentes de alergias, hospitalizaciones recientes, así como aspectos del estilo de vida, historial de viajes y región geográfica de procedencia.
En el impétigo o el ectima, o en lesiones sugestivas de quistes epidermoides, no se aconseja la toma de muestras invasivas, ya que estas pueden retrasar el inicio del tratamiento empírico o conllevar riesgos de complicaciones locales. El diagnóstico diferencial de estas infecciones incluye diversas entidades clínicas no infecciosas o de etiología distinta, como picaduras de insectos, eccemas, infección por virus del herpes simple y quemaduras, entre otras, que deben ser cuidadosamente excluidas mediante la evaluación clínica y los estudios complementarios pertinentes.
Tratamiento
El tratamiento incluye medidas tópicas con mupirocina o ácido fusídico para formas localizadas. Las formas extensas requieren antibióticos sistémicos como cefalexina, dicloxacilina o, en casos de S. aureus meticilinorresistente (MRSA), trimetoprim-sulfametoxazol o clindamicina.
El surgimiento global, durante las últimas décadas, de cepas de Staphylococcus aureus meticilinorresistentes adquiridas en la comunidad (CA-MRSA) ha generado importantes desafíos en la selección del tratamiento antimicrobiano empírico inicial. Esta situación ha motivado la necesidad de un enfoque individualizado que contemple diversos factores clínicos y epidemiológicos, entre ellos la prevalencia local de resistencia, los patrones microbiológicos regionales, la edad del paciente y la presencia de factores de riesgo específicos para infección por cepas resistentes.
Comentario
El impétigo es una infección frecuente y por lo general se considera benigna en la infancia. Sin embargo, el reconocimiento clínico temprano y la implementación de un tratamiento adecuado resultan fundamentales para prevenir complicaciones y limitar la transmisión comunitaria.